CANGAS DEL NARCEA.-Carta a los mozos del Arbolón

Desde el exilio obligado impuesto por la enfermedad quiero pedir hoy a los mozos de Cangas que me permitan, que nos permitan, salir con ellos a la búsqueda, corta y puesta del Arbolón. Y lo hago en plural pues estoy convencido de que en mi misma situación se encuentran bastantes cangueses de uno y otro sexo que por causas muy parecidas, o sencillamente por la acumulación de años, nos vemos atados en lo físico pero con el espíritu y el ímpetu intactos para continuar en las vivencias de un día como hoy.

Es por ello por lo que desde aquí les pido que nos dejen ir con ellos, aunque liberados de pesos y obligaciones, eso sí, a la búsqueda del Arbolón.

Queremos vivir y revivir este día tantas veces vivido, tantas veces gozado, de la mano de los mozos que han sucedido a otros mozos que sucedieron a otros con los cual hicimos nuestras primeras incursiones por las márgenes del Narcea y del Luiña a la búsqueda del árbol más idóneos, más guapo y de copa más frondosa.

Ya sé que hoy es también día de recuerdos para aquellos cangueses que, de una u otra forma, tuvieron parte activa en la historia del Arbolón y que ya nos dejaron para siempre. Sea también para ellos nuestro recuerdo. Pero nosotros aun no nos hemos ido, aún estamos aquí y aunque sea desde la ventana del hospital, la cama de la habitación en la que nos hallamos postrados lejos de Cangas; desde la pequeña terracita de casa, desde detrás del cristal de  la ventana del comedor, o apartando ligeramente el visillo de la ventana de la cocina, aún queremos disfrutar con el Arbolón, gozar con su llegada y, tras el estallido de un volador, escuchar los vivas impetuosos de la mocedá a María L´Aire, al Arbolón, a Pilar Sotero y a Cangas.

Permitidnos pasar el día con vosotros.

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R. Mera