ASTURIAS.-Lobos sí, lobos no, mentiras y engaños

En lo que a lobos respecta, y desde el punto de vista político, la controversia y posturas enfrentadas vienen ya de lejos y las partes, ganaderos, gobierno regional y ecologistas discrepan cuando no, dicen unos de otros, mienten abiertamente

Y así las cosas, a José Antonio García Álvarez, “Toño Mestas”, regidor de pastos de la montaña de Covadonga, no le salen las cuentas. Una de dos, plantea: “O es mentira que ahora hay 43 manadas o lo es que las había hace tres años. Según Gobierno del Principado presentado en el Comité Consultivo del Lobo.

La población, según el citado ganadero, ha tenido que crecer “sí o sí”. Y esa creencia suya la apuntala con “hechos”. Hechos como que se hayan registrado ataques del lobo al ganado “en Corao o en la rotonda de Covadonga”; esto es, “donde nunca los hubo”. Y este es el pensamiento general de los ganaderos. Los ecologistas tienen una visión radicalmente diferente.

Tampoco le cuadra la distribución de los daños que aparece en el informe: muchos menos en el Oriente, donde hay más protestas, y muchos más en el Occidente, donde se protesta, pero menos. Y creo que ello es así porque muchos ganaderos ya no denuncian los daños, entre otras razones, “por la burocracia y porque tardan muchísimo en pagar”. Pero sí afirma con rotundidad que el lobo está haciendo “mucho daño a la ganadería en extensivo”. El lobo no es tonto, afirma; ¿para qué va a correr una hora detrás de un jabalí si tiene un xatu al lado de casa? ¿Lo haríamos nosotros? Pues el lobo, tampoco”, añade rotundo.

El mundo ganadero  exige al Principado que no realice informes “que carecen de toda credibilidad. No hace falta estudiar mucho para saber que en los últimos tres años, sin controles, no puede haber las mismas manadas que antes”, afirman los ganaderos de aquí y de allí.

Una visión radicalmente opuesta, la del directivo de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel) Ignacio Martínez: no le sorprende que haya las mismas manadas que hace tres años. “Entre 2013 y 2021, cuando se mataban veinte lobos cada año, más los muertos en atropellos y demás, creció el número de manadas; desde que está protegido y no se mata, se mantiene. Estos datos contradicen a los políticos necios que siguen diciendo que el lobo está en expansión y que quieren sacarlo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Especial Protección). Tienen que dejar de engañar, la realidad es que el lobo es un superdepredador, y como tal se autorregula. Martínez pide a los políticos que dejen de “engañar”, pues el lobo “se adapta a la presión antinatural que se ejerce sobre él”. En su opinión, el informe “empieza a demostrar que estamos en una estafa sistemática, y que si se deja tranquilo al lobo se estabiliza”.

El informe citado incluye un mapa que refleja los daños provocados por el lobo en Asturias el año pasado. Aunque no incluye datos concretos, el mapa revela que la mayor parte de los daños se registran en la zona occidental de Asturias. La observación de los lugares donde se han registrado daños lleva a los autores del documento a considerar la existencia de tres manadas que no habían sido detectadas por técnicas de detección directa, en Carondio, Pozo de las Mujeres Muertas y los Oscos-Moron.

El documento revela asimismo el número de lobos hallados muertos en Asturias el año pasado. Fueron 15, de los cuales 10 murieron como consecuencia de atropellos, mientras que el resto perdieron la vida por causas indeterminadas, aunque en uno de los casos se debió probablemente a un incendio.

El dirigente de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies Fructuoso Pontigo extrae varias conclusiones del informe. Una, que la mayoría de las manadas habitan en los límites con otras comunidades autónomas, lo que supone un peligro de que se duplique el número al realizar censos nacionales, si son contabilizadas dos veces. Le sorprende que se dé una visión “muy general” de los daños y que no se concreten las intensidades. Porque una de las claves sería, a su juicio, conocer el manejo del ganado en las zonas donde se registran más daños. Más que nada, porque se están destinando “recursos públicos” para pagar esos daños. Defiende el pago de daños a los afectados, pero pide también que subvencionen los medios para prevenir los ataques, entre los que citó los mastines y los cercados nocturnos.

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R. Mera